Compre dos boletos, uno para mí y otro para Rafa. Cuando le
dije que ya había comprado su boleto, le dio risa y me dijo "`pinche
viejón loco". Listos o no, nos esperaba una gran aventura.
Llegó el gran día, salí a las 7 de la mañana para Puebla,
llegaría a recoger los boletos para el show a una farmacia del ahorro, sin embargo,
no servía la terminal para imprimirlos, así que me fui a una librería en
Angelópolis, una plaza grande, para ese momento Rafa ya venía en camino hacia
la farmacia después de visitar a su dentista que le dio la noticia de que ya no
tenía saldo pendiente, buenas noticias vaya; al final quedamos de vernos en las
inmediaciones de la Plaza. Recogí los boletos sin problema, y nos encontramos
cerca de la noria. Ahí estaba, sonriente y esperando para irnos a quien sabe dónde,
sin más plan que la improvisación.
Sin mucho pensar decidimos entrar a la plaza, dar un paseo y
ver algunas cosas para luego comer, una hamburguesa para él y una ensalada para
mí, una gran charla y varias carcajadas después de trolear a la chica que nos
atendió que no tenía hielos para mi agua de horchata. Seguimos con otro paseo y
la compra de una chamarra negra, después se me ocurrió que fuéramos a buscar
unos tenis, y con toda la paciencia del mundo me probé varios modelos, hasta
que encontramos los adecuados.
Terminadas las compras y aun de día pensamos en irnos a
dejar mis cosas, pero de pronto ya estábamos de vuelta en el cine después de
checar las carteleras. Compramos palomitas, crepas y bebidas, un té de mango
para mí y un frappe para él. Dejamos las compras y mi mochila en la paquetería
del cine con el miedo de no volverlas a ver.
Entramos a ver Pantera Negra en 3D, yo temía estresarme
mucho con las imágenes y el sonido, pero finalmente y a pesar de que había un
niño que lloraba cada 10 minutos, disfrutamos enormemente la función haciendo
bromas en cada oportunidad. Nos esperamos para ver un fragmento al final de los
créditos, y aseguramos que habrá otra película. Nos dirigimos a una tienda,
compramos un libro y un par de revistas de música y fotografía. Sin olvidar que
casi derriba una torre de libros que se iban a caer en efecto dominó, pero
salimos ilesos de la tragedia. Llegamos a su casa, nos pusimos cómodos para
después ir a comprar algo de cenar, hicimos bromas con la chica de la tienda y
volvimos a ver algunos vídeos. Me bañe y nos dispusimos a dormir pasada la
media noche para irnos a las 9 am hacia la Ciudad de México.
A las 6:30 de la mañana ya no pude seguir durmiendo, así que
me levanté, comí un plátano silenciosamente y después de un rato se levantó
para meterse a bañar y alistarnos; nos fuimos en un bus hacia la central, el
chofer se detuvo y faltaba 1 minuto para que saliera nuestro bus, resignados
decidimos que podríamos tomar el siguiente. Al cruzar la pluma el camión se
detuvo y nos dejó bajar, corrimos y reíamos para alcanzar a llegar, al llegar a
la sala de abordaje vi nuestro bus aun formado, mostramos los boletos y con el
corazón saliendo del pecho logramos llegar antes de que partiera, de recordarlo
hasta me siento agitado.
Llegamos a la ciudad de México y nos dirigimos a tomar el
almuerzo en un lugar cercano al recinto del evento en Coyoacán, esperamos un
poco y comimos bastante rico. Tomamos ruta y yo que iba dirigiendo la misión de
llegada al evento nos llevaba en sentido contrario. Rafa con su astucia de
navegante nos llevó por el camino correcto, o algo así, porque ya íbamos con 15
grados desviados hacia el noroeste, pero retomamos el camino.
Llegamos a un bonito lugar, lleno de verde y fuentes a la
entrada, sacamos los boletos e ingresamos, compramos un par de bebidas
refrescantes e ingresamos a la sala para tomar nuestros asientos y esperar el
gran momento.
Me sorprendió lo bonito que era el lugar y el diseño
orientado a tener buena acústica. Después de algunos minutos y al tener la sala
llena se apagaron las luces en la tercera llamada; Erlend entró silenciosamente
y con mucha calma, se acercó al micrófono y dijo "hello" todos
aplaudieron para darle la bienvenida, tomó su guitarra y comenzó a acariciar
las cuerdas para cantar "new for you", de inmediato sentí la emoción
recorrer mi cuerpo y la alegría de haber decidido ir ese show, nos volteábamos
a ver de cuando en cuando para comunicar que estábamos más que emocionados por
lo bellas que eran las melodías que estaba tocando y cantando Erlend.
Disfrutamos cada canción, cada acorde, cada sonido que salía
de los instrumentos y su voz; avanzado el show empezó a presentar a sus amigos,
uno de ellos tocó una bonitas melodías en piano; después de un rato pasamos de
estar sentados disfrutando, a estar a unos metros del escenario bailando y
aplaudiendo la canciones que ahora eran de un hermoso y cadencioso sabor
brasileño e italiano.
Apelando a la buena voluntad de todos los presentes dejé mi
mochila abandonada en las butacas y una chica muy amablemente me dijo "no
te preocupes aquí voy a estar, yo te la cuido", así que confiado volví
abajo para seguir bailando y aplaudiendo. Eso es lo que yo llamo felicidad.