El ciclo

Haciendo un recuento de las veces que se ha repetido el ciclo, me doy cuenta de la eterna ruleta en la que podría continuar girando mi existencia, una cinta interminable de escenas artificiales en los seis planos; arriba, abajo, de frente, atrás, a la derecha y a la izquierda. Y todo es producto de la primera impresión en la memoria fresca de los primeros años, del sello en el alma, de la marca en el corazón, del implante en los ojos, del tatuaje en la cara, de la caída libre hacia el ayer.

Pero hoy, justo ahora puedo hacer consciencia de las razones, el origen, el principio, los momentos justos del inicio, de las personas, los pensamiento, las emociones y las acciones, las circunstancia y las variables, como si de una investigación con sus hipótesis y conclusiones se tratara. Pero hay más, eso que no se ve, eso que no escucha, eso que no se puede encontrar fácilmente, eso que no se sabe si vino solo o solo se le dejó entrar. Y allí solo me resta dejarme guiar.

Cuando pienso en aquellas inmensas preguntas que urgían inmensas respuestas, que a fin de cuentas no eran necesarias porque tales preguntas no eran reales; porque ¿quién busca responder al por qué del miedo y el amor, de la pasión y el tiempo, de camino y sus puentes bajos?, eso no es pregunta, eso se vive y ya.