miércoles, marzo 21, 2018

Puebla y Erlend Øye

Marzo 17 y 18

Desde que se anunció que Erlend estaría en la ciudad de México supe que tenía que ir, pensando en los pro y los contra de ese viaje, varias veces aplacé la compra de los boletos, tocaría en sábado y no había muchas excusas para no asistir, ni siquiera el dinero era un factor determinante. Luego de darle vuelta a la taquilla virtual los compre muy decidido a disfrutar enormemente ese gran día.

Compre dos boletos, uno para mí y otro para Rafa. Cuando le dije que ya había comprado su boleto, le dio risa y me dijo "`pinche viejón loco". Listos o no, nos esperaba una gran aventura.

Llegó el gran día, salí a las 7 de la mañana para Puebla, llegaría a recoger los boletos para el show a una farmacia del ahorro, sin embargo, no servía la terminal para imprimirlos, así que me fui a una librería en Angelópolis, una plaza grande, para ese momento Rafa ya venía en camino hacia la farmacia después de visitar a su dentista que le dio la noticia de que ya no tenía saldo pendiente, buenas noticias vaya; al final quedamos de vernos en las inmediaciones de la Plaza. Recogí los boletos sin problema, y nos encontramos cerca de la noria. Ahí estaba, sonriente y esperando para irnos a quien sabe dónde, sin más plan que la improvisación.

Sin mucho pensar decidimos entrar a la plaza, dar un paseo y ver algunas cosas para luego comer, una hamburguesa para él y una ensalada para mí, una gran charla y varias carcajadas después de trolear a la chica que nos atendió que no tenía hielos para mi agua de horchata. Seguimos con otro paseo y la compra de una chamarra negra, después se me ocurrió que fuéramos a buscar unos tenis, y con toda la paciencia del mundo me probé varios modelos, hasta que encontramos los adecuados.

Terminadas las compras y aun de día pensamos en irnos a dejar mis cosas, pero de pronto ya estábamos de vuelta en el cine después de checar las carteleras. Compramos palomitas, crepas y bebidas, un té de mango para mí y un frappe para él. Dejamos las compras y mi mochila en la paquetería del cine con el miedo de no volverlas a ver.

Entramos a ver Pantera Negra en 3D, yo temía estresarme mucho con las imágenes y el sonido, pero finalmente y a pesar de que había un niño que lloraba cada 10 minutos, disfrutamos enormemente la función haciendo bromas en cada oportunidad. Nos esperamos para ver un fragmento al final de los créditos, y aseguramos que habrá otra película. Nos dirigimos a una tienda, compramos un libro y un par de revistas de música y fotografía. Sin olvidar que casi derriba una torre de libros que se iban a caer en efecto dominó, pero salimos ilesos de la tragedia. Llegamos a su casa, nos pusimos cómodos para después ir a comprar algo de cenar, hicimos bromas con la chica de la tienda y volvimos a ver algunos vídeos. Me bañe y nos dispusimos a dormir pasada la media noche para irnos a las 9 am hacia la Ciudad de México.

A las 6:30 de la mañana ya no pude seguir durmiendo, así que me levanté, comí un plátano silenciosamente y después de un rato se levantó para meterse a bañar y alistarnos; nos fuimos en un bus hacia la central, el chofer se detuvo y faltaba 1 minuto para que saliera nuestro bus, resignados decidimos que podríamos tomar el siguiente. Al cruzar la pluma el camión se detuvo y nos dejó bajar, corrimos y reíamos para alcanzar a llegar, al llegar a la sala de abordaje vi nuestro bus aun formado, mostramos los boletos y con el corazón saliendo del pecho logramos llegar antes de que partiera, de recordarlo hasta me siento agitado.

Llegamos a la ciudad de México y nos dirigimos a tomar el almuerzo en un lugar cercano al recinto del evento en Coyoacán, esperamos un poco y comimos bastante rico. Tomamos ruta y yo que iba dirigiendo la misión de llegada al evento nos llevaba en sentido contrario. Rafa con su astucia de navegante nos llevó por el camino correcto, o algo así, porque ya íbamos con 15 grados desviados hacia el noroeste, pero retomamos el camino.

Llegamos a un bonito lugar, lleno de verde y fuentes a la entrada, sacamos los boletos e ingresamos, compramos un par de bebidas refrescantes e ingresamos a la sala para tomar nuestros asientos y esperar el gran momento.

Me sorprendió lo bonito que era el lugar y el diseño orientado a tener buena acústica. Después de algunos minutos y al tener la sala llena se apagaron las luces en la tercera llamada; Erlend entró silenciosamente y con mucha calma, se acercó al micrófono y dijo "hello" todos aplaudieron para darle la bienvenida, tomó su guitarra y comenzó a acariciar las cuerdas para cantar "new for you", de inmediato sentí la emoción recorrer mi cuerpo y la alegría de haber decidido ir ese show, nos volteábamos a ver de cuando en cuando para comunicar que estábamos más que emocionados por lo bellas que eran las melodías que estaba tocando y cantando Erlend.

Disfrutamos cada canción, cada acorde, cada sonido que salía de los instrumentos y su voz; avanzado el show empezó a presentar a sus amigos, uno de ellos tocó una bonitas melodías en piano; después de un rato pasamos de estar sentados disfrutando, a estar a unos metros del escenario bailando y aplaudiendo la canciones que ahora eran de un hermoso y cadencioso sabor brasileño e italiano.

Apelando a la buena voluntad de todos los presentes dejé mi mochila abandonada en las butacas y una chica muy amablemente me dijo "no te preocupes aquí voy a estar, yo te la cuido", así que confiado volví abajo para seguir bailando y aplaudiendo. Eso es lo que yo llamo felicidad.


Tome varias fotos y vídeos, algunos chuecos porque disfrutaba el show, pero quería que tuviéramos un recuerdo de esa gran tarde. El evento terminó y cerca de las fuentes a la salida del recinto nos tomamos una selfie, claramente nuestros rostros reflejan una sobredosis de alegría gracias a Erlend. El show que nos llevó a grandes aventuras y nos llenó de momentos de profundo gozo y alegría. Nos hizo vivir. Compramos unas calcomanías y tomamos el camino hacia lo que sería la siguiente aventura, porque donde una termina la otra empieza. Fiii!





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