lunes, octubre 23, 2017

Talvez puedo mentirte sin razón!




En aquellos días no tenia clara la diferencia entre el enamorarme y el amar a alguien, para mi ambas cosas eran lo mismo, la intensidad del primer enamoramiento real, sobre todo cuando no me había pasado antes, para mi edad, resultó peligroso, porque había tenido mis amores de primaria y secundaria, incluso hasta bachillerato, pero la diferencia fue que primero se vino el sexo y luego el supuesto amor, pero la verdad es que el sexo despertó la atracción, motivada por el deseo y la pasión desenfrenada, finalmente pasión adolescente, insegura, principiante, pero profunda y penetrante, que calaba hasta los huesos.

Recuerdo claramente que como muchas cosas de la pasión, empezamos con un juego ambigûo, deseando que pasara algo, sin saber claramente que, pero deseando con el sexo en la mano; y pasó, pero después de varias sesiones eróticas de manos sudorosas, cerebros instintivos y entrepiernas calientes, ninguno de los dos se imagino lo que sucedería, aunque siendo realista, si sabíamos. Era de algún modo la tensión escalofriante que ponía tibio el aire de la sala, preguntando que estaba pasaba aun cuando sabíamos la respuesta.

El juego se hizo mas intenso, tanto que desgarro nuestras ropas, humedecido nuestros cuerpo y ruborizo nuestro rostro, las puertas se cerraron, mintiendo para estar a solas, llegando a la hora precisa, ganando la confianza mutua. Y nos derrumbamos temblorosos hacia la carne, yendo y viniendo entre el miedo a ser descubiertos y las ganas de embriagarnos de nosotros mismos, porque no era algo que pudiéramos hacer en el balcón, o con la puerta abierta.

Luego vino el amor, o lo que yo pensé que era el amor, la imperante necesidad de estar sobre su cuerpo a cada momento; quizá alguien debido advertirme, y no era tan joven, tenia 19, aunque en esos temas era un puberto quizá, hasta ese momento las prioridades había sido disfrutar del juego y los amigos, de las risas y las aventuras.
Al no verme correspondido como yo esperaba, empece a cuestionarme, preguntando en que estaba mal, que había hecho, quizá era demasiado apasionado, quizá era muy entregado, quizá no era nada. Esos días desenfrenados no duraron mucho, pero mi malestar si.

Para cuando me di cuenta que simplemente no era correspondido en mi romántico amor -ya ni mencionaré las cursilerias que hice- porque no despertaba el mismo interés en la razón de mis desvelos, ya habían pasado varios meses con profunda tristeza, insomnio, llanto, canciones melancólicas, entre ellas Eres de Cafe Tacuba y a Contratiempo, eran las canciones que una y otra vez repetía en un CD o quizá un walkman, ya no recuerdo exactamente, me dormía escuchándolas y me despertaba escuchándolas, pienso que sentía un poco de alivio al saber que la letra me decía que no era el único que había sufrido literalmente un desamor, lo peor de todo es que no comprendía que estaba pasando, porque incluso ya había alguien mas donde yo suponía tenia un lugar, pensaba que lo merecía y presionaba para saber que iba a pasar, que tonto, iluso, ingenuo, torpe. Pero que bonito.

Finalmente y después de largas noches de espera, de canciones dramáticas, melódicas, adaptado todas a mi etapa de vida, me canse, finalmente me cansé de esperar, de sentirme cansado, de sentirme triste y desaparecí del radar del amor no correspondido, me fui, sin saber que estaba haciendo lo que le recomiendan a los adictos, abstinencia por completo, evitar la situaciones de riesgo, todo contacto con el mal, con la sustancia, con el terrible vicio insano de la dependencia; porque me había vuelto dependiente, porque si no había amor para mi, no había alegría en mi vida y todo era oscuro, absolutamente gris.

"Y no eras malo, solo eras joven"; lo escuche en una película, y es cierto, no había dolo o maldad en tus acciones, solo eras mas joven que yo y con mas experiencia, lo supe después de darme cuenta que no había razones para seguir sufriendo la terrible tristeza que se cultivó a fuego lento debido a mis creencias, mis ideas, mis significados, y que acabo con mi risa, que se había esfumado, acabó con mi ganas de seguir siendo yo, de seguir buscando las aventuras, acabó con la capacidad de gozar, acabó con el sueño, con el hambre, con la emoción, era plano, de pocas palabras, estaba deprimido, ni mas ni menos. Pero me cansé, corrí las cortinas, abrí las ventanas y recogí el desorden externo de la recamara, y al mismo tiempo el interno del alma, el del corazón y de los pensamientos; lentamente volví a ser, quizá no el mismo, ahora era mejor, era sabio, había triunfado la reflexión y la poesía que nació del amor no correspondido. Valiente experiencia.

"Hoy todo tiene un tono menos dramático porque somos mas maduros, que en una revolución se triunfa o se muere si es verdadera", lo dijo Fidel cuando leyó la carta del Ché, yo no morí, yo triunfé.


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